El lado oscuro de Acuario

Todos tenemos un lado oscuro. Algunas personas se las ingenian para que quede oculto durante el mayor tiempo posible, pero otras, tal como le ocurre a Acuario, hace lo que sea para que todos estén al tanto de su peor cara. En su persecución de la sinceridad, se olvida de que la honestidad no siempre es la mejor amiga de la cortesía.

El lado que no querrás conocer de Acuario

Excéntrico: te crees con derecho a marcar las reglas del juego, tuyo y de los demás. Manipulas las circunstancias para quedar siempre bien parado y una disculpa cuando cometes un error no es una opción. Y lo peor de todo, es que consideras que nunca cometes error alguno. Juegas con el tiempo de los demás como si te perteneciera.

Impertinente: tus reclamos pueden poner en jaque los nervios de cualquier ser humano destinado al servicio al cliente. Crees que el mundo debe detenerse para que tus necesidades sean atendidas antes que las de ninguna otra persona en el mundo. Has faltado a la clase en la que enseñaron buenos modales para la vida.

No te adaptas: tienes la capacidad de hacerlo, porque eres muy versátil e inteligencia te sobra, pero decides poner tu marca personal a todo y hacer las cosas a tu manera. Tu pareja, tus hijos y hasta tu jefe deben adaptarse a ti, hasta que finalmente conoces a alguien más fuerte que tú (difícil, pero no imposible) y no la pasas nada bien. Mientras tanto, te dedicas a hacerle la vida a cuadritos a quien se te cruce en el camino.

Te crees superior… al resto del mundo: tus halagos a los demás suenan falsos, ya que crees que tú lo hubieras hecho mejor. Miras al resto de las personas con desdén porque sientes una mezcla de lástima, asco y fastidio por ellos. Crees que nunca nadie te igualará, hasta que la realidad te da un golpe tan fuerte que crees estar en un mundo paralelo.

Narcisismo: poco te importan los sentimientos de los demás y los sacrificios que tengan que hacer para que tú seas feliz. Crees ser el ombligo del mundo y acaparas la atención adrede para que nadie más sea notado en un ambiente en el que tú estás.

Observador: esta característica no tendría nada de malo si es que lo hicieras de forma abierta. Sin embargo, eliges hacerte el distraído para que todos crean que estás ajeno a la situación. En cambio, tu rabillo del ojo es tu arma secreta para dar el zarpazo final a quien, al igual que tú, se salte las reglas.

Ambicioso: tu ambición no tiene límites. Necesitas hacer más, llegar a más y ser más. No te importa si para ello le quitas tiempo a tu familia: tu ego está primero. Sueles abarcar tanto que te agobias, pero tu resiliencia es admirable y reflotas con rapidez.

Contradictorio: todos lo somos… en cierta medida. El problema contigo es que tu contradicción atenta contra la bandera de libertad que portas, por lo que te pones en una postura de «conmigo o en contra de mí» que te hace quedarte cada vez más solo.